miércoles, 23 de febrero de 2011

Allí donde solíamos gritar.

M. y C. Dos iniciales. Dos nombres. Dos personas. Una relación. Una historia. Tres años y siete meses de besos, de abrazos. De momentos. De discusiones. De reconciliaciones. De mañanas inolvidables en parques. De paseos. De tirarse en la hierba a jugar a ver formas en las nubes. De fotos. De tardes de cafés. De comer helados en un banco viendo a la gente pasar. De imaginarse historias. De correr por el metro. De noches de rock and roll. De cantar, saltar, gritar. De desayunos juntos. De quedar para comer y que ella siempre llegue tarde. De los 17 de cada mes. De mirarse a los ojos. De soñar uno con el otro. De llamadas. De mensajes. De escapadas. De canciones. De grabar con compás sus iniciales en los árboles. De agarrarse de la mano. De viajes. De aviones. De noches viendo la Torre Eiffel desde la habitación del hotel. De escribir su frase en la pared de Abbey Road. De recuerdos. Hasta que un día, sin saber porqué, C. encuentra una nota en la que pone:

¿Si tu magia ya no me hace efecto, como voy a continuar?
Sí. Es de John Boy. Ese que tanto odias.
Esto ya no funciona.
Cada vez más tú, y cada vez más yo, sin rastro de nosotros.
Lo siento.
M.

2 comentarios:

Naza dijo...

me encanta
punto y final
pobre C

señorita pastel dijo...

oh...
yo también quiero ver la torre eifel desde la habitación de un hotel con C... o cualquier otra letra del abecedario